La morada de los Ángeles:
El convento de Santa Mónica de Guadalajara
El convento de Santa Mónica de Guadalajara, de Agustinas recoletas se fundó de manera oficial en 1720, después de más de 20 años de empeñosos esfuerzos y negativas.
El mayor impulsor de su establecimiento fue el Jesuita Feliciano Pimentel, quien directamente estuvo a cargo del inmueble, del cual en la actualidad solo se conserva la Iglesia conventual y la arquería del claustro principal.
La figura del sacerdote Jesuita Feliciano Pimentel fue fundamental en el proceso de consolidación de este convento, pues además de que la construcción del edificio se debió a sus esfuerzos, fueron sus empeños los que finalmente consiguieron que llegara a ver la luz esa institución.
Las primeras fundaciones religiosas femeninas en la ciudad de Guadalajara fueron el convento de las Dominicas de Santa María de Gracia y el de las Carmelitas de Santa Teresa, a los que algunas décadas después les seguiría el de las Agustinas recoletas de Santa Mónica.